El año 916 fue de suma trascendencia para la historia de la Catedral de León: el rey Ordoño II, que hacía pocos meses había ocupado el trono de esta ciudad, venció a los árabes en la batalla de San Esteban de Gormaz. "Agradecido a Dios por el beneficio que acababa de recibir", comenta el Tudense, cedió su palacio real para que en sus aulas se erigiese el primer templo catedralicio. Todo ocurría bajo el episcopado de Fruminio II, quien, "con la ayuda del pueblo fiel", transformó aquellos espacios en lugar sagrado. Anteriormente al rey Ordoño, habían estado dedicados a termas y otros edificios públicos que la Legio VII había construido a mediados del siglo II, cuando instaló su campamento en este lugar, entre los ríos Torío y Bernesga. Nada queda de estas primitivas edificaciones, salvo algunos restos de mosaicos, tégulas y cerámicas, hoy expuestas en el Museo. Otros, como los hipocáustos, permanecen aún bajo el solar catedralicio.
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1 comentario:
Neuss, preciosa fotografía de una de las Catedrales que más me gustan. Y además me encanta el cielo con esas nubes.
Un beso niña.
pandereta...
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